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¿Aprenderemos alguna vez?

  • Foto del escritor: Emma
    Emma
  • 5 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 28 mar 2019


Foto: Infobae

No debe haber muchas cosas más difíciles para hacer que intentar un análisis luego de una derrota deportiva dolorosa. Y vaya si la eliminación de Argentina de Rusia 2018 lo fue. Será por el contexto del país ("una alegría para tapar lo diario"), porque aún nos creemos los mejores del mundo (lo fuimos, hace mucho) o simplemente para darle veracidad al dicho popular: "Dios es argentino". La Selección de fútbol siempre da esperanza: es la que más nos hace reír y, en muchísimas ocasiones, la que más nos hace llorar. Y hoy, inevitablemente, estamos más cerca de lo segundo. Bah, hace un buen tiempo que viene pasando esto.


Como muy pocas veces antes, existen varios responsables de lo sucedido en Kazán. Y no hablamos de la derrota ante Francia propiamente dicha, si no de la imagen dejada tanto en la estadía en tierras rusas como el antes y, porqué no, el después. Lionel Messi y sus amigos, Jorge Sampaoli y "el Laboratorio de Dexter", AFA y la crisis eterna, el periodismo y su grieta, el hincha "pseudo técnico" que opina de todo y todos, y demás. En mayor o menor medida, directa o indirectamente, todos somos culpables de esto. Los que entraron, los que alentaron, los que organizaron. Y es justo y necesario establecerlo para, de una vez por todas, aprender y no volver a hacerlo. Repito: NO VOLVER A HACERLO.


Lo lógico es empezar por el entrenador: "La montaña rusa de Jorge" se podría llamar el capítulo. El santafesino quiso, como nadie, rodear a Messi y que éste explote al fin pero, como ninguno, lo terminó por aislar por completo y sacarlo de su zona de confort. Sampaoli probó tanto, sacó y metió jugadores hasta el hartazgo, que terminó por confundir a los intérpretes y luego a sí mismo: porque de los cuatro partidos planteó mal al menos dos. La falta de coordinación defensiva, la sobrepoblación de medios monopolizando la posesión, la falta de gol y, sobretodo, no saber a qué jugó Argentina en todo el Mundial es responsabilidad de él. No exclusiva pero en gran parte.


Agüero, Mascherano, Higuaín, Biglia, el propio Messi. Todos están en deuda: desde el 1 hasta el 23. Es verdad que, según trascendidos, mostraron no estar de acuerdo con el enmarañado del entrenador y lograron que cambie, pero aún así su nivel ha sido muy pobre. El sistema que ellos querían con los nombres que ellos deseaban: el resultado fue un exceso de coraje y corazón sin juego (a pesar de Sampaoli), una posesión inútil y un Messi triste. El 10 fue una sombra: algunas pinceladas, un gran gol pero poca rebeldía dentro del campo. Apagado. No se le pide que sea el líder moral sino que sea la insignia futbolística. Y en Rusia él no entendió su papel en esta película, que ya a esta altura, es de terror.


¿Qué podemos decir de la Asociación del Fútbol Argentino que no hayamos dicho antes? Porque este ciclo es, en gran parte, fruto de negligencias varias. ¿A quién se le ocurre firmar un contrato con un entrenador hasta 2022 a falta de un año para Rusia? Claudio Tapia lo hizo. Y ahora no sabe cómo sacárselo de encima sin hipotecar Ezeiza. Existen ciertos errores de gestiones pasadas que, lamentablemente, condicionan y mucho a la actual conducción: Grondona, Segura, el 38 a 38, Tinelli, Pérez. Pero empiezan a cometer varios que son producto de decisiones poco pensadas, corazonadas quizás sin razón. Y no hay herencia que lo justifique.


¿Por qué hay responsabilidades en periodistas e hinchas? Los primeros porque cruzaron una línea, en donde se le da más importancia a ¡audios de WhatsApp! que a otra cosa. Abundan los programas "tribuneros", donde se dicen cosas para la popular, se polemiza a los gritos o tirando de currículum para sostener un pensamiento. En Rusia claramente se dibujó una grieta enorme entre los que critican abiertamente, faltando el respeto de diversas formas y maneras, y los que lo hacen con argumentos más sólidos que el "juegan por ser amigo de". El hincha la liga de arriba: fue lo mejor del Mundial, pero hay que entender que para gustos los colores. El "que se vayan todos" no sirve y la memoria para con algunos jugadores a veces entra en juego.


Debemos aprender. De una buena vez. Existen procesos que se deben cumplir, etapas que quemar, dolores de cabeza que soportar y muchas cosas más para volver a ser lo que éramos. HAY QUE ARMAR UN PROYECTO SERIO, que nos incluya a todos. Hay momentos en que contamos con la presencia de un tocado por la varita, pero no siempre esto va a ser así. Pero cuando lo sea, nos encarguemos de darle lo mejor desde donde nos toque a cada uno. Porque campeones no sólo se nace, se hace. Y todos soñamos con serlo de nuevo.

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