El cachetazo a tiempo siempre es bueno
- Emma
- 31 mar 2018
- 2 Min. de lectura

Los tiempos que corren obligan a que todo se haga a una velocidad supersónica: desde la rutina hasta los hobbies. El defecto es que, en varias ocasiones, se pierden muchísimas sensaciones. En post de esto, no tenía sentido analizar la dura derrota de Argentina inmediatamente después del pitazo final, sino desmenuzar diversos aspectos tanto del juego como de las decisiones tomadas pero sin olvidar la opinión pública. Un freno entre tanta vorágine para no caer en cuestiones fáciles sino explicar el porqué del tsunami en el que se sumergió la Selección.
Está claro que, por donde se lo busque, hay más negativo que otra cosa en el 6-1 de España al combinado nacional. Pero lo primero que hay que remarcar (hasta el hartazgo) es que nunca jugaremos igual a La Furia: por el proceso, los nombres, el presente actual de ambas ligas y muchos etcéteras más. Argentina debe buscar su estilo, sin necesidad de "copiar" ni "imitar" sino encontrar. Es algo para memorizar y no olvidar. Lionel Messi necesita más dos centrales de confianza que eviten goles que un lateral por su derecha que desborde. Porque más que nunca teniendo al mejor del mundo el equipo se debe armar de atrás hacia adelante.
De todas formas, se vieron cosas interesantes más allá del paupérrimo final, sobre todo teniendo en cuenta que también existió un partido previo ante Italia. Claro que esto, a menos de tres meses para el inicio del Mundial, sabe a poco. Quizás, es momento de bajar las expectativas y no colgarse el cartel de "candidatos". ¿La culpa? De unos cuantos. Más allá de las mañas de Jorge Sampaoli (jugar con línea de tres es de kamikaze), nada en esta previa mundialista fue como se esperaba: la cantidad de técnicos, la renuncia de Messi, el descalabro de la AFA, la agónica clasificación. ¿Excusas? A veces, ilustrar el contexto nos lleva a entender mejor los porqués.
Pero existe responsabilidad también por parte de los medios de comunicación y el hincha normal. Los primeros, por magnificar situaciones como "los amigos de Messi" o "tres finales, son unos fracasados" que tan impunemente se ha visto, escuchado y leído desde quién sabe cuánto. ¿Y por qué el hincha? Por no entender de procesos, por creer que con tener al mejor del mundo ya es suficiente para ganar, por caer en la fácil "por qué no llamó a Isidoro" o "se tienen que ir todos y jugar los que sientan la camiseta". Porque ser argentino ya nos habilita para ser técnicos de fútbol, básquet, tenis y salto con garrocha.
En el camino hacia la cumbre, existen tropezones. Algunos duelen más que otros, nos hacen repensar muchísimas cosas, descartar otras e incluso dan lugar al tan cotizado "barajar y dar de nuevo". El cachetazo justo en el momento adecuado te hace ver otra perspectiva de la situación, buscar más soluciones y maquillar defectos. España le propinó a Argentina seis de esos, duros y desestabilizadores a tan poco para el Mundial. Es momento de bajar la velocidad y analizarlo con calma, porque todos queremos que Rusia sea el dorado punto final de esta etapa tan errática como intensa, dramática y emocionante.
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