De gris a dorado: la transición que no termina en el tenis
- Emma
- 22 abr 2017
- 3 Min. de lectura

La vida deportiva está regida por ciclos. En ellos, ciertas personas resaltan por sobre otras dominándolos. Como todo, estos terminan aunque no suceda de un día para otro. En esos tiempos de transición aparecen, naturalmente, nuevos personajes llamados a ser los líderes del ciclo siguiente. Pero eso es justamente lo que no sucede con claridad en el tenis: este periodo gris está permaneciendo mucho más que otras veces. Analizando la “Race to London”, vemos a dos guerreros incansables liderándola: Rafael Nadal está primero y Roger Federer segundo, con 30 y 36 años respectivamente. El oasis es representado por Alex Zverev, que con 20 años y 5 títulos ganados esta temporada es 3°, superando a Dominic Thiem, 4° con 24 años pero sólo un grito de campeón. Luego de ellos están Marin Cilic (29), Grigor Dimitrov (26), Stan Wawrinka (32), David Goffin (26), Pablo Carreño-Busta (26) y Novak Djokovic (30), es decir, un poco más de la "vieja guardia". Esta tendencia no cambia si vemos el ranking mundial, que toma las últimas 52 semanas: el líder es Nadal y el escolta es Federer. ¿Hace diez años? El puntero era Roger, seguido de Rafa. Tercero en el listado aparece Andy Murray, que estuvo buena parte del año lesionado, seguido de Cilic. Quinto aparece Zverev gracias a su gran temporada y aprovechando los infortunios físicos de los Djokovic, Wawrinka y Nishikori. Cerquita de él, Thiem (6°), para luego tener que saltar al 20° lugar ocupado por un gris Nick Kyrgios para encontrar otro miembro de la Next Gen.
¿Siempre la transición fue tan lenta a lo largo de la Historia? Veamos: John McEnroe rompió la hegemonía de Jimmy Connors y Björn Borg en 1980 con 21 años; Ivan Lendl se entrometió en la lucha con esos tres teniendo 23 en 1983; Pete Sampras comenzó su reinado en la década de los ‘90 a cuatro días de cumplir 22; el propio Federer construyó su dinastía accediendo al número 1 en 2004 con 23. Diversos ejemplos en donde el asalto al liderato se da por jóvenes de menos de 25 años.
Pero existen dos situaciones que rompen esta tendencia y nos alienta a pensar que no todo es absoluto. Murray “recién” logró comandar el ranking de la ATP la temporada pasada y con 29 años, a pesar de ser considerado integrante del cuarteto que domina al tenis en esta década pero estar por debajo de ellos durante gran parte de la misma. Su bajo nivel sumado a la lesión en el codo que arrastra es, en parte, lo que permitió el acercamiento de sus rivales en esta temporada. Lo de Andre Agassi no sólo llama la atención por la edad sino por las similitudes que existen entre épocas: el “Kid de Las Vegas” accedió al 1 por primera vez en 1995 (con casi 25 años), pero su calidad y vitalidad, sumada a una camada de jugadores que no lograron sacarse ventajas (Ferrero, Roddick, Hewitt, Safin, Kuerten), permitieron que, con 33 años, volviera a dominar el tenis mundial. Lo hizo durante 12 semanas durante 2003 y tiene el privilegio de ser el jugador más longevo en ser el número 1. Está claro que estamos ante, probablemente, uno de los mejores ciclos de la Historia del tenis. Y que intentar transformar ese gris de la transición en un dorado sabor a “gloria” será muy difícil para la camada siguiente, llámese Kyrgios, Zverev o Dimitrov. Sólo nos queda disfrutar las últimas funciones de varios de los mejores jugadores de todos los tiempos de este deporte, a la espera de que alguien tome la posta nuevamente. Pasará, tarde o temprano…
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