¿Qué te queda por demostrar, Roger Federer?

La Real Academia Española tiene una importante tarea de ahora en más: crear un calificativo para Roger Federer. Porque todos los existentes, aceptados o no, ya han sido usados hasta el hartazgo. El suizo se ha empecinado en dejarnos sin palabras para describir su faena en una cancha y su motivación fuera de ella, luego de obtener su sexto Australian Open y estar arañando el número uno del ranking ATP, algo impensado hace no más de dos años. De un tiempo a esta parte, Federer se ha burlado de la Historia más que nadie. Y tiene motivos para hacerlo.

¿Qué te queda por demostrar, Roger? Para muchas personas, él ya es el mejor jugador de todos los tiempos. Por sus 20 Grand Slam en 30 finales, por sus 96 títulos en total, por sus 302 semanas como líder del ranking mundial, por sus 1139 encuentros ganados, sus 6 Australia u 8 Wimbledon o, porqué no, sus 5 US Open. O también por las medallas en los Juegos Olímpicos, la Copa Davis con Suiza, las Finales, los Masters 1000, Roland Garros. Pero también por su técnica, su inteligencia, su físico y cómo lo ha sabido cuidar, sus entrenamientos. Sus lágrimas en las victorias y en las derrotas.

¿Qué te queda por demostrar, Federer? Existe algo que al suizo lo puede más que haber logrado semejante trayectoria: el amor por el tenis. Él es feliz poniéndose a prueba ante la nueva generación (y ganándoles), prevalecer ante jugadores que no logran envejecer de la misma forma, superar viejas barreras en años más jóvenes, encontrar soluciones desde su juego y con golpes que antes no eran su fuerte o gestionar como nadie su calendario y por ende su físico. Encuentra felicidad por el mero hecho de tomar una raqueta. Federer se motiva del tenis. Y viceversa.

¿Qué te queda por demostrar, Majestad? ¿Que se puede ser una leyenda viviente? ¿Que podés opacar a toda una generación de jugadores y simplemente destronar a los que estaban antes que vos? ¿Que sos un ejemplo de perseverancia y lucha por alcanzar metas, aunque sean mínimas para el resto? ¿Que provocas que más de uno se pregunte sobre el destino del tenis cuando vos te retires? Porque, en realidad, quizás la Real Academia Española no tenga que buscar otra palabra para calificarte. Quizás deba colocar tu nombre como sinónimo de “tenis”.

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